Un amor real
Para quienes viajan con destino a San Miguel de Tucumán, se encuentra estacionado en plataforma treinta y dos, servicio de la hora 22.45 de empresa La veloz del norte.
Para quienes viajan con destino a La Plata, se encuentra estacionado en plataforma diecisiete, servicio de la hora 22:40 de empresa El Pulqui.
Para quienes viajan con destino a Rosario, se encuentra estacionado en plataforma diecinueve, servicio de la hora 22:45 de empresa Chevalier.
En el mundo de gente donde todos van, todos vienen, todos esperan, todos se apresuran, todos se demoran, ella se sienta en uno de los carros para cargar valijas y encomiendas y rompe por enésima vez el gastado juramento de dejar de fumar. Aparece una moto en la plataforma doce, trepa el escalón que sirve de freno a los ómnibus y unos metros más tarde se sumerge en el subsuelo de la terminal por uno de los montacargas.
Para quienes viajan con destino a Retiro, se encuentra estacionado en plataforma veintiuno, servicio de la hora 23.10 de empresa General Urquiza y consulta de nuevo su teléfono. Con este ruido blanco de voces, pasos, toses, risas, motores y estrellas, ni el vibrador del celular llega a sentirse.
Para quienes viajan con destino a Colastiné, se encuentra estacionado en plataforma veinticinco, servicio de la hora 23.25 de empresa San José.
Una hora y media ha pasado ya desde que llegara a éste lugar, con la sonrisa que sólo la esperanza de un reencuentro soñado, anhelado, reinventado una y otra vez en todos los rincones de la imaginación y hasta en recintos prestados de la memoria (Para quienes viajan con destino a San Francisco se encuentra estacionado en plataforma cinco, servicio de la hora 23.30 de la empresa San Jose) puede dar a un rostro bello y enérgico, pero con claras huellas de cierto hastío -un rastro insoslayable en la apertura de los párpados- de que la vida no ha sido nada fácil y sin embargo...
Para quienes viajan con destino a Reconquista, se encuentra estacionado en plataforma veintitrés, servicio de la hora 23.45 de la empresa Mercobus.
Aún le queda espacio en uno de esos rincones de la imaginación e improvisa su propio parlamento -con la voz latosa e impersonal como la que no deja de aturdir por los parlantes de la estación- que la desilusión es un viaje de ida y que en definitiva quién de nosotros sabe el destino donde verdaderamente viaja; que siempre se puede encontrar un servicio de la empresa tal, en la plataforma cual, a toda hora, listo para partir con destino a algún lado; que todos los viajes salen cuando todo lo que uno quiere en éste momento es que lleguen, que se abra una puerta, no que se cierre; que baje ese único rostro que esperamos, que reconocemos en medio de una multitud de fin de semana largo en una estación terminal; que la única luz que uno quiere ver no es la de los faros de los micros, ni las lámparas del techo ni los celulares todos prendidos y al rojo vivo. Es la de esa sonrisa, esa mirada que también nos encuentra como una boya en este océano de almas; esas manos que por fin se acercan y ese abrazo que es como llegar a casa.
Para quienes viajan con destino a La Plata, se encuentra estacionado en plataforma diecisiete, servicio de la hora 22:40 de empresa El Pulqui.
Para quienes viajan con destino a Rosario, se encuentra estacionado en plataforma diecinueve, servicio de la hora 22:45 de empresa Chevalier.
En el mundo de gente donde todos van, todos vienen, todos esperan, todos se apresuran, todos se demoran, ella se sienta en uno de los carros para cargar valijas y encomiendas y rompe por enésima vez el gastado juramento de dejar de fumar. Aparece una moto en la plataforma doce, trepa el escalón que sirve de freno a los ómnibus y unos metros más tarde se sumerge en el subsuelo de la terminal por uno de los montacargas.
Para quienes viajan con destino a Retiro, se encuentra estacionado en plataforma veintiuno, servicio de la hora 23.10 de empresa General Urquiza y consulta de nuevo su teléfono. Con este ruido blanco de voces, pasos, toses, risas, motores y estrellas, ni el vibrador del celular llega a sentirse.
Para quienes viajan con destino a Colastiné, se encuentra estacionado en plataforma veinticinco, servicio de la hora 23.25 de empresa San José.
Una hora y media ha pasado ya desde que llegara a éste lugar, con la sonrisa que sólo la esperanza de un reencuentro soñado, anhelado, reinventado una y otra vez en todos los rincones de la imaginación y hasta en recintos prestados de la memoria (Para quienes viajan con destino a San Francisco se encuentra estacionado en plataforma cinco, servicio de la hora 23.30 de la empresa San Jose) puede dar a un rostro bello y enérgico, pero con claras huellas de cierto hastío -un rastro insoslayable en la apertura de los párpados- de que la vida no ha sido nada fácil y sin embargo...
Para quienes viajan con destino a Reconquista, se encuentra estacionado en plataforma veintitrés, servicio de la hora 23.45 de la empresa Mercobus.
Aún le queda espacio en uno de esos rincones de la imaginación e improvisa su propio parlamento -con la voz latosa e impersonal como la que no deja de aturdir por los parlantes de la estación- que la desilusión es un viaje de ida y que en definitiva quién de nosotros sabe el destino donde verdaderamente viaja; que siempre se puede encontrar un servicio de la empresa tal, en la plataforma cual, a toda hora, listo para partir con destino a algún lado; que todos los viajes salen cuando todo lo que uno quiere en éste momento es que lleguen, que se abra una puerta, no que se cierre; que baje ese único rostro que esperamos, que reconocemos en medio de una multitud de fin de semana largo en una estación terminal; que la única luz que uno quiere ver no es la de los faros de los micros, ni las lámparas del techo ni los celulares todos prendidos y al rojo vivo. Es la de esa sonrisa, esa mirada que también nos encuentra como una boya en este océano de almas; esas manos que por fin se acercan y ese abrazo que es como llegar a casa.
(Para Cecilia, en ese Diciembre que el colectivo no llegaba y no llegaba y no llegaba...)
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