Mi entrada
No quise llevar cámara de fotos, ni el celular, ni libreta para anotar, ni nada por el estilo. Quería sólo disfrutar y fluir y así fue... y me vuelvo a felicitar por la decisión (y por haberme hecho caso, como estoy empezando a hacer, por fin).
Ya que no pudimos contar con el aventón de mi ahora ex-amigo Coqui (jejeje, te voy a escrachar, sabelo), a eso de las 7 de la tarde enfilamos hacia la parada del bondi. Tampoco pudimos contar con el aventón de Selene y Beto, (otros escrachados) que pasaron frente a nosotros y no fueron capaces de decirnos, Eh! vengan, los acercamos hasta el Cerro! ¬¬ No importa, la vida te da revanchas, jejeje.
Nos bajamos en la 14, como decimos los viejos de por acá (los más viejos dirían "en el Atlántico") o en el nudo vial 14, como dicen los de ahora, con la ilusa pretensión de conseguir un kiosco abierto para comprar cospeles y treparnos a un N4 que nos acerque hasta el Orfeo.
Je!
No fuckin' way! Un domingo a la tarde y en pleno Cerro, tipo que... viste? nada.
Pero siempre hay un alma caritativa que gentilmente se "ofrece" y en pleno semáforo de Cordillera y Núñez se detiene un Scenic con una mujer y un pibe con remera de Metallica. Me asomo y les pregunto si no nos acercan hasta el Orfeo porque no conseguíamos cospeles... y accedieron gentilmente. Ya dentro del auto nos enteramos que el pibe no había podido conseguir entradas porque justo estaba de campamento (las entradas se vendieron en menos de 24 hs y mucha, pero mucha gente quedó afuera). Así que desde acá nuestro enorme agradecimiento por la gauchada de dejarnos en la puerta del Dino.
Entonces, rodeamos el shopping para hacer la cola, la gente ya estaba entrando y aún así había una fila como de trescientos metros. Pocos conocidos ya que no hubo tiempo de andar mirando mucho. Ella se compró una remerita con letras plateadas (y bue... el sueldo le da para ciertos lujos). En todo el perímetro del centro comercial se podían ver las huellas de la vigilia, botellas, bolsas, papeles, uf... un desastre. Gente vendiendo remeras, cervezas en lata, fueguitos presagiando la choripaneada, muy buen ambiente, amigos que se encuentran, llamadas por celular para localizar a los rezagados... mientras tanto la fila avanzaba ordenada y pareja, no como la entrada al Chateau de otros tiempos cuando la estampida al abrir las puertas era de antología.
Algunos de los modelos de remeras que vendían en la calle
Ya en el control policial, a los hombres nos hacían tirar los encendedores (como yo no uso...) y a ella, la amargada que le tocó en la revisación le cuestionó que llevara un espejito redondo en la carterita. "Te pensás maquillar adentro?" le preguntó la desubicada. Ah, pero no la mandó a la mierda porque ella es gente.
Ya una vez adentro, chusmeamos un poco los pasillos, hicimos la visita de rigor al baño y ella aprovechó para estrenar la remerita recién comprada. Espiamos los precios y se nos fueron las ganas de consumir... 20 mangos un vaso de cerveza que casi nunca es de 1000 cm3 y menos aún con todo el hielo!!! que le ponían... no fuckin' way, again.
Primer sentimiento de estafa: cuando comprobamos que las entradas realmente eran en la última fila :S
A esa altura, la separación con la fila de asientos de abajo es menor, o sea que un pibe con una gorrita nomás, impide parcialmente la vista. Pero eso no era para tanto: el asunto es que la última fila tiene la vista parcialmente tapada con la tribuna superior y que es como un agregado de último momento en el diseño del estadio, digo, porque tiene todo el aspecto de "yapado". La cosa es que si estirabas un poco el cogote para ver por sobre el marote del que tenías adelante, te tapaba la tribuna. Pero no nos hicimos problema, nos vamos a ubicar en la escalera-pasillo y a la mierda.
Muy piolas los pibes y pibas vestidos de estricto amarillo (contrastando muy notablemente con la masa de rigurosas remeras negras) que nos indicaban dónde debíamos ubicarnos (o des-ubicarnos, en nuestro caso).
A esa hora que entramos, tipo 8, 8 y algo, ya estaba tocando creo que Mad. Así se llamaba la banda soporte? Bue... como sea.. ni pelota le dimos. Hasta que nos corrieran de ahí, nos ubicamos como 15 filas más abajo para poder chusmear un poco mejor el lugar. El único tema que alcancé a reconocer fue "Pajaritos on the rocks" pero ni siquiera sé si es de ellos. En fin.
Mad en ¿acción?
La cosa es que a medida que iba cayendo gente a ocupar sus lugares, nosotros nos íbamos cada vez más arriba, hasta que al final, casi sobre el comienzo, nos ubicamos en las escaleras donde podíamos ver bárbaro.
Cuando la bandeja (despectivo de "banda") Mad terminó de tocar, prestamente los plomos comenzaron el armado y puesta a punto de los equipos de Metallica. El escenario tenia dos pisos comunicados con dos rampas que partían desde los costados de la batería, al centro del piso inferior, subiendo hacia los laterales. Tanto arriba como abajo había cuatro micrófonos distribuidos a lo ancho de los escenarios. Un detalle interesante es que los mics tenían una onda retro, esos cuadrados cromados como éste.
A eso de las 9 y algo, los plomos sacaron la batería de la parte central de abajo del escenario de arriba y la monada se volvió loca. Una Tama doble bombo (obvio!) y doble chancha, roja. Ahí nomás comenzó la prueba de sonido, primero los platos, todo bien. Cuando le tocó el turno a los toms, chancha y bombo, ahí me dí cuenta de cómo venía la mano. Fue como una patada en el centro de las tripas. Una dulce y exquisita patada en las tripas.
La batería de Ulrich
A continuación, los plomos iban recorriendo los escenarios haciendo sonar las guitarras comprobando los alcances y acoples... y haciendo bailar a la hinchada.
Así iba pasando el tiempo, la hora estaba cada vez más cerca, los clásicos cantitos (y puteadas) entre los del campo y las tribunas, que los de abajo son todos putos, que los de arriba son unos pelotudos, los incipientes bailecitos y el desfile constante de personajes crinudos (qué afortunados!) y de infaltable remera negra, los desubicados de remera blanca, una flogger que pasó a nuestro lado meta sacarse fotos :S, unas cuantas chetitas maquilladas y vestidas como para una rave, y unos cuantos que del pedo que cargaban no alcanzaban ni a distinguir el número de los asientos, decí que estaban los de amarillo.
Habrán sido las 10 menos 20 o un poco antes, tal vez, cuando en la tribuna de la derecha comenzó a agitarse y todo el mundo de a poco a pararse y a mirar para ahí: algo estaba pasando, gente en esa zona que comenzaba a juntarse en torno a dos o tres que parecían estar dirigiéndose a sus asientos y los flashes de los telefonitos y las cámaras, el tipo que convocaba la atención de todos era un cincuentón medio rubio, de (poco) pelo corto, remera negra y jeans, que comenzó a saludar y abrazar a todos los que se acercaban y a posar para las miles de fotos que comenzaron a sacarse, y ya todo el Orfeo lo reconoció y ya comenzamos todos a cantar "Oleee, olé olé oléeee.... LEON, LEON". Era Gieco que como siempre, había elegido estar entre la gente renunciando al privilegio de una primera fila o un back stage. Pero ya en otro momento hablaremos de León quien, entre otras cosas, teloneó a Metallica en el gashinero él solo con su guitarrita y su armónica y se ganó (bah, ya lo tiene ganado desde siempre) el respeto y la admiración de todo el mundo (literalmente hablando, quiero decir: aquel que no respete o no ame a León es cuanto menos un alien).
El rey de los animales
Y ya eran las diez menos cuarto apenas pasaditas, la (des)organización había anunciado que comenzaría a las 9 y media en puntillo, la gente ya comenzaba a cantar pidiendo metal, eran los eh! eh! eh! acompasados y con los puños y cuernos en lo alto, algunos pogos en el campo... hasta que todo se oscureció y comenzó el delirio.
Y acá finaliza lo que pueda describir, porque ya no presté atención a otra cosa, salvo la pelotuda de adelante nuestro que no se quería sentar hasta que la amenacé con empujarla apenas y que rodaría barranca abajo por belgrano (los que conocen el Orfeo saben qué tan peligroso puede ser un desequilibrio a esas alturas), dicho lo cual, sabiamente optó por irse para otro lado porque no la vimos más, ni sentada ni parada.
Cosas para destacar.
* El sonido de la banda te perforaba limpiamente, no hacía daño, te sacudía, te emocionaba, te exaltaba, te hacía subir la adrenalina y te daban ganas de estar en el campo repartiendo empujones y quemando calorías, era una exitación precisa y descontrolada a la vez, no podías estar indiferente y menos quieto.
* La valiosa e imprescindible -a estas alturas del siglo y la tecnología- pantalla gigante, que te permitía hasta contar cuántas picaduras de viruela tiene Hetfield en la cara
o el infaltable delineado de los ojos de Hammet o las inscripciones en su guitarra, una de ellas era "Bride of Frankestein".
Pero más allá de esas pavadeces, había cámaras por todos lados que te permitían ver todo o casi todo lo que pasaba sobre el escenario. La perlita negra de ésto fue, a mi entender, que es poco pero no invalorable, el director de cámaras (y en ocasiones la desafortudada posición de las cámaras móviles) que o estaba medio en pedo o no sabe un choto de recitales o vaya a saber qué preferencias primaron en ese momento, pero jamás, digo JAMAS, enfocaron, por ejemplo a Trujillo y su show aparte, o que cuando estaba Hammet pelando un solo de esos a los que nos tiene acostumbrados, apenas mostraban su mano derecha blandiendo la púa y no la viola completa, o sencillamente, lo estaban mostrando a Hetfield haciendo la base o a Ulrich cascoteando los parches y sacando la lengua a la cámara, o enfocando desde atrás.
* Cada dos o tres temas hacían una muy breve pausa para secarse la transpiración (lo que chivaron esos cristianos!!, o protestantes, no sé qué carajos son), cambiar de instrumentos y -ponele la firma- echarse unos tragos de cerveza, cuanto menos. Eso si: mientras duraba esa pausa y estaba el escenario a oscuras, siempre sonaba un poco de música incidental y el nivel no decaía jamás.
* La entrega de estos tipos fue total. No es que tocaron temitas lentos o sencillitos como un trámite, no: se tocaron todo y pusieron pasión. Ulrich no le escatimó palazo ni pedalazo a los tachos y platos, ni usó máquinas, Trujillo no paró un segundo y sus dedos de araña pollito yendo y viniendo sobre el diapasón del bajo (y revolviéndonos las tripas con esos graves de puta madre), Hammet no pifió ni una (y si lo hizo qué mierda me importa!!) y Hetfield se cantó todo y no le esquivó a ningún pasaje -excepto a aquellas partes en las que sí o sí la gente tenía que corear. Insisto: pusieron todo y se notó (y lo agradecemos).
* Hetfield al momento de interactuar con la gente, se cuidó especialmente con la pronunciación, el hablar pausado, fuerte y claro y acompañar sus palabras con gestos, de manera que nadie se quedó colgado con lo que dijo, todos entendimos, los que sabemos inglés y los que no. No así el bobito Ulrich que en la despedida se largó una perorata que no se entendió una mierda, pero bue... lo de él es baquetear a la Tama, sacar la lengua, bardear y no hablar con la gente.
* Los micrófonos puestos a lo largo del escenario (y los instrumentos inalámbricos) permitieron que todos -menos Ulrich- pudieran acercarse a los bordes del escenario y a un palmo de la gente que apenas estirando el brazo podían casi tocar a los músicos.
* Trujillo es un espectáculo en sí mismo, su presencia se impone quieras o no, su estilo al moverse balanceándose como si fuera un mono medio en pedo, el bajo a la altura de las canillas (toca doblado, pobre, pero toca de putísima madre). Se iba para una orilla del escenario y estaba un rato ahi, al alcance de las cámaras y la gente. Se iba para la otra punta y lo mismo, se iba unos metros más allá, unos para acá y se paraba a seguir tocando, siempre balanceándose o dando saltitos o sacándose a cabezazos los mechones de pelo de la cara.
* Las pausas fueron cortísimas y eso también se agradece. No se perdió tiempo con rellenos, no se hacía corear a la gente media hora -como suele hacer, por ejemplo, Sting, que harta con su famoso Sho! Sho! y así gana tiempo (y guita) sin esfuerzo.
* En un momento Hetfield dijo algo así como "Ustedes nos dieron este lugar y nos hicieron parte de su familia: nosotros sentimos lo mismo por ustedes, por eso...bienvenida Córdoba a Metallica".
* No me acuerdo los nombres de los temas que tocaron ni pienso hurgar en la wep ni giladas por el estilo, ni me acuerdo el orden, no me dediqué a eso, pero entre otros sonaron Sad but true, Hit the lights, Of wolf and man, Master of puppets, Nothing else matters y Enter sand man, tirando la casa por la ventana.
* En el penúltimo tema (creo) empezaron con una base de guitarra y al instante todo el estadio comenzó a corear la base a grito pelado, al punto que la banda dejó de tocar para escuchar la base que hacía la gente. Fue inmediata y evidente la cara de satisfacción y la sonrisa de los músicos al escuchar semejante colchón sonoro y la potencia que transmitía la gente... Hetfield dijo con una sorpresa y una sonrisa incontenible: "Can we take you with us?" (Podemos llevarlos con nosotros?). Una muestra más de la incondicionalidad de la gente cuando ama a una banda: la agradable sorpresa que se llevan ante la entrega y la respuesta del público argento).
* Cada tanto podían verse las púas de repuesto colocadas en los pies de los micrófonos, sobre un fondo blanco, de un lado tenían la inscripción Metallica - DC (Death magnetiC) y del otro lado el féretro blanco rodeado de limaduras de hierro formando la clásica apariencia de un campo magnético.
* Sobre el final de Nothing else matters, Hetfield se puso de espaldas al público y se fue como arrodillando en el piso mientras jugaba con el acople y toqueteaba las palancas selectoras de los micrófonos y los volúmenes y una cámara se quedó con esa imágen, reflejada en la enorme pantalla de atrás, con lo que se podía ver con todo detalle hasta las arrugas y el largo de las uñas del tipo. Viendo que ésto estaba saliendo por la pantalla, Hetfield aprovechó para "hablar" con las manos: primero fue girando la púa para mostrar despacito los dos lados, desatando la primera ovación de la gente en éste mini-show. Después, con la mano izquierda, mientras seguía mostrando la púa con la derecha, cerca de los micrófonos de la viola, hizo el clásico fuck you con el dedo mayor: segunda ovación. Ahí nomás, la mano derecha "reprimía" a la otra con un par de chirlos.. hasta que el fuck you se transformó en el legendario cuernito con los dedos índice y meñique... ovación final y explosiva con respuesta inmediata de veinte mil cuernos en alto en todo el estadio Y luego del estallido de la gente, el cuernito que se transforma en un OK (índice y pulgar). Después de unos segundos de aplausos y gritos, las dos manos comenzaron con las primeras notas de Enter sand man... y ahí sí, reventó todo.
* El cierre fue con Seek and destroy y tuvo un supremo condimento con Hetfield bajando -con micrófono pero sin guitarra- al campo y apenas separado de la gente por la valla, les acercaba el mic y hacía cantar y delirar a todos los afortunados que se aguantaron la presión de estar en semejante punto neurálgico del estadio.
* A todo esto, nosotros, en el infierno (altro que "paraíso" de los teatros) transpirábamos boluquitas, pero felices y contentos. Cada tanto algún afortunado millonario que pasaba con una jarra de cerveza y tenía que pasar por donde estábamos nosotros -en plena escalera, repito- así que le cobrábamos un trago de peaje, como para aliviar un poco el agite.
* Sobre el final del recital, el pogo en el campo fue memorable y la nota linda de todo esto fue que de repente dos o tres de los que estaban saltando y chocando con otros, cuando termina el tema, empiezan a levantar los brazos como diciendo "bueno, listo.. basta" y comienzan a abrazarse y saludarse con sus "víctimas" y al rato todo el mundo hacía lo mismo, todos, golpeados y golpeadores por partes iguales, como diciendo, acá no pasó nada, gracias por jugar con nosotros.
* La lluvia de banderas argentinas que Hetfield desplegaba recorriendo el ancho del escenario y finalmente extendía sobre la batería.
* Una de las banderas decía "Where ever Metallica may roam" y de alguna forma sintetizaba el fanatismo de la gente... allí donde Metallica vaya, alli estaremos :)
Para la despedida, los Metallica se sacaron una foto con el público como imagen de fondo
* La salida fue, igual que la entrada, absolutamente tranquila y pacífica, la masa de remeras negras que cubría el puente -el único y miserable y encima PUENTE- para salir y ésto es algo que tendrán que ver seriamente los irresponsables del lugar porque, de plantearse una estampida o corrida por alguna emergencia -o no emergencia- ese lugar queda más que insuficiente para desalojar semejante recinto. Por espacio de media hora el puente se vio saturado de gente y no había otro lugar por el cual salir, o sea que, o te bancabas la claustrofobia por los cinco o más minutos que te tomaba cruzar el puente, o te bancás más de media hora hasta que todos hayan salido.
* Una vez en la calle, el hambre se imponía así que le entramos a unos choripanes (10 mangos cada uno!!... pero estaban de rechupete che... o era el hambre? :p y enfilamos hacia la Avenida Cordillera rumbeando a la Rafael Núñez. En el camino, un oportuno maxi quiosco abierto para la ocasión (ya eran más de las 12) que se hizo el Enero con las ventas a precios razonables -pagamos 7.5 una iguana descartable, contra los $20 que te querían cobrar una Quilmes adentro.
* Otra perla negra, pero esta vez ya no de la organización del recital, y es que no pasó ni un puto taxi, ni remis, ni colectivo ni ningún gaucho que nos levantara al hacer dedo, en las casi 20 cuadras que tiene la avenida Cordillera, que recorrimos en algo así como 45 minutos porque a mi querida novia se le había ocurrido ir con sandalias de taco alto y a esa altura ya tenía los callos y juanetes pidiendo clemencia y remojo en fuentón con agua salada.
Pero bue... allá fuimos, cervecita en mano, caminando despacito, panza llena y corazón más que contento, con los oídos aún zumbando y tarareando lo poco que nuestras gargantas cascardotas nos permitían, pero bue... nada más importaba :D
Sunshower y Uninvited (con vasta experiencia en cuernos)
♫