Nuestro lugar
Hace un tiempo tuve un flash, se me ocurrió pensar en cómo sería mi próximo lugar. Estaba necesitando un cambio de aire, los que me conocían por esos tiempos saben a qué me refiero. Pero eso casi como que había quedado ahí, en esa visión momentánea, un poco idealista y -a la luz de mi situación en ese momento- un poco utópica.
Pero un día se me ocurrió volver sobre el tema como quien ejercita un músculo a punto de atrofiarse, como quien sueña despierto y es capaz de concretar el "lo que creo, lo creo" que funciona en ambos sentidos, se retroalimenta y crece.
Puse frente a mis ojos cerrados una situación, le puse sustancia, le puse hasta un plazo -no mayor a tres años-, y le puse las ganas que funcione. Más que nada, le puse realidad. No era sólo una expresión de deseo: era una realidad cuya única diferencia fue vivirla con los ojos cerrados. Por lo demás, fue REAL.
Cerré los ojos -dije más arriba- y ME VI en un departamento chico pero lindo, en una ciudad (desde los 80 y algo, cuando iba al secundario, que quise vivir en una ciudad, en un departamento en el centro), con paredes pintadas de un amarillo muy suave, una puerta ventana que daba al balcón, con cortinas claras, con algunos almohadones en el living, sahumerios en cada ambiente, luz cálida, equipo de música, la batería en un rincón esperando sonar en algún momento. Me vi llegando del trabajo, una tarde cualquiera, una merienda en compañía de una mujer -mi compañera; en la biblioteca una copia de mi libro, editado hacía un tiempito; en la compu el diseño en proceso de un nuevo libro, en la "agenda" reservados dos o tres días por semana para juntarme a tocar rocanrol con los amigos, algunos viajes en proyecto tal vez para el próximo verano, días ocupados pero a la vez de armonía y calma.
Lo que ví fue solo un momento, un día común aunque no completo, con los ojos cerrados y sentado en una banqueta, mientras lo describía, al abrigo del abrazo de un amigo.
Y fue tan vívido que se hizo real.
Hoy, a casi casi tres años -plazo que me había puesto en esa oportunidad, mi visión está casi completa y lo que "falta" tampoco es tan trascendente. Lo más importante es que existe y que lo pude hacer real.
Por fin pude cumplir con mi sueño de vivir en un departamento céntrico y probar qué se siente, por fin los colores y la ambientación que me hacen sentir bien, por fin esa compañera con todas las letras, el libro (que si bien todavía no está editado, está en proceso de serlo), el trabajo, los proyectos, los sueños... y el milagro de volver a empezar.
El living... todavía en acomodo
Una vista desde el balcón hacia la esquina de enfrente
Una vista desde el balcón hacia la misma esquina de enfrente, pero de noche
♫