29 de agosto de 2024

Reducción

Si todo se reduce a que no duermo bien.
Si todo se reduce a que soy cobarde.
Si todo se reduce a que no encuentro las palabras.
Si todo se reduce a que vivo frustrado.
Si todo se reduce a que soy pura expectativa.
Si todo se reduce a que no tolero a nada ni a nadie.
Si todo se reduce a que apenas puedo con el día a día.

De reducido no tengo nada y toda esa enorme bola de nieve que soy termina envolviendo una bomba de tiempo. Como dice Silvina: un tic tac que está por estallar.



                                                                                        ♫ 

15 de agosto de 2024

Reformado, por supuesto...


No eres tú.

Es el destornillado cotidiano azar,
la puerta del delirio, la fangosa realidad,
los dioses apagados, la fantasía incapaz,
Stalin, Maduro, el Papa, Donald Trump y Alá.
No eres tú, mi amor...
No eres tú,
son estos días de mierda que también se irán,
son Luis y Jorge Luis que no pueden regresar,
sudacas explotados en Iberia;
soy yo, que no me curo de quererte más,
es por los pasaportes y la enemistad.
No es por ti, mi amor...

los choros, la inflación, la solución impar,


No eres tú,
es casi democracia para descreer
es la canción de moda y la crisis de fe,
es la sabiduría de desaprender.
Es como cuando faltas, cuando faltas tú.
No eres tú, mi amor...

No eres tú,
no eres lo que esta noche me costó inventar,
es falta de marcianos, es por mi aterrizar;
es que me falta cuento en esta capital:
se amarga hasta el romance y la anarquía crece más;
es cuerda que se oxida en esta vena de pensar,
es musa mal parida, es que no sé ni qué cantar,
No eres tú, mi amor...
No eres tú...
¡Son los demás!





                                                                                             ♫

6 de agosto de 2024

Qué harías..?



Hace muchos años leí una consigna y la copié en uno de esos cuadernos que me acompañaron los años de la adolescencia. ¿Qué harías si tuvieras la certeza de que no vas a fracasar?
En ese momento creí que con tal advertencia, iba a saber aprovechar cada minuto del día buscando eso que quería hacer, que quería ser, que quería decir. Porque no hay nada más fácil que emprender algo sabiendo que va a salir bien.
La corriente de los días, el viento de los años, la cuesta arriba de las desilusiones, el peso de los miedos y eventualmente el desgaste y posterior destrucción del cuaderno, hicieron que la consigna quedase olvidada en un pasado que casi siempre me cuesta creer que existió. Un pasado cuyo color, aroma y temperatura me atropella cada vez que veo un clip de alguna de esas canciones que veíamos en la cocina o escuchábamos en el programa del colorado o bailábamos en Class. Y se siente tan pero tan lejano que a veces dudo haberlo vivido y me pregunto si no habrá sido un sueño, un maravilloso sueño.

Si hubiera tenido la certeza de que no iba a fracasar habría vendido mis escasas posesiones, habría regalado mis vastos miedos, habría arrojado al aire mis tormentosos recuerdos, habría despedido a “toda esta familia” por un minuto con vos y habría configurado las arenas de los relojes para que ese minuto fuera una eternidad. Habría hecho un bollo con todos los bocetos a cuarto o medio escribir y formado una montaña de papel tan alta como esa cordillera que te atardece cada día desde hace unos años. Habría quemado todas las naves –de plástico, de cartón, de piedra, de ectoplasma, de maderitas-, habría trazado las coordenadas y estudiado meticulosamente el clima, los vientos y los senderos, le habría dicho hasta pronto a mis deudas y conclusiones pendientes.

Si hubiera tenido la certeza de que no iba a fracasar te habría ido a buscar con la firme intención de dejar los rodeos de lado y decirte que  todavía no encontré cómo rellenar, aunque sea mínimamente, este vacío que siento desde hace casi veinte años, por más  que muchas veces me pareció creer que sí lo había logrado. 

Si hubiera tenido la certeza de que no iba a fracasar me habría quedado esa tarde en tu casa, bajo la rala arboleda de ese otoño triste y descolorido como los años que habían pasado sin tus colores, sin mis ocurrencias, sin tus suspiros, sin mis palabras. 
Seguramente me habría demorado en tus brazos unos segundos más, habría buceado en tu mirada unos instantes más, habría rodeado tu cintura unos siglos más, habría besado tu boca por toda esa eternidad que nos prometimos y que jamás supimos cumplir... porque no sabíamos si íbamos a fracasar.




                                                                             ♫