Volver
Vaya uno a saber lo que pasa con volver
Si volver en realidad no es un reencuentro?
Coqui Valles
Están quienes pueden decir que este tipo de cosas no se heredan, pero siento que esta nomadez que caracteriza mi vida está ínimamente relacionada con el estilo gitano de vida de mis viejos, en particular el de mi padre. Hace un rato leí un post de un blog en el que la autora decía lo bien que se sentía "ser" de un lugar, de un barrio, tener las raíces tan profundas en un pueblo, indagar en tantas generaciones y moverse siempre en el mismo sitio, con diferencia de cuadras; que uno es reconocido no solo por sí mismo sino también por ser hijo de tal y nieto de cual, sobrino de fulano y primo de menganito y así por las ramas de las ramas, amén. Y es que lo veo tan opuesto a como yo lo siento o sentiría si, por ejemplo, volviera al barrio de mi infancia (uno de tantos!). Estaría caminando de incógnito total y no me haría falta dejarme la barba o ponerme anteojos! Habría que ver si yo mismo soy capaz de reconocer las casas, las calles y las gentes. Una vez volví después de 7 años (entonces tenía 14) a mi primer barrio y fui a la casa de Fernando, un compañero de colegio con el que jugábamos a la pelota dentro del garage porque no nos dejaban salir a la calle a jugar (era una época jodida, en el 74 mi viejo era cana federal y Buenos Aires era zona de guerra). Llamé a su puerta, atendió la madre, pregunté por él, Ya lo llamo, dijo mientras se terminaba de secar las manos con el repasador. Apareció Fernando. Si? Hola, soy Gabriel, de la otra cuadra, te acordás? No. Del tercer departamento, frente a la escuela, allá... No, para nada. Jugábamos acá al lado, donde está el auto... No. Bueno, chau. Chau. Después de eso tampoco quise ir a la casa del amigo de mi tío que me enseñaba a andar en bici, ni ir a sacarle la lengua a la vecina de mierda que no me dejaba pisar su vereda porque la acababa de baldear, ni volver al baldío donde un 25 de Diciembre se me perdió de forma definitiva y catastrófica un catalejos con 15 minutos de uso.
Pero si fuera por volver pasaría un buen tiempo y debería invertir unos buenos mangos en viajes. Debería ir a mi primer barrio en Lomas de Zamora, del cual no tengo registro alguno dada mi tan corta edad; volvería a Quilmes, a la casa de mis abuelos donde debo haber pasado unos cuantos buenos momentos porque cada tanto tengo fugaces visiones y son todas lindas: tirarme sin clemencia sobre la espalda de mi tío que hacía de Tornado mientras yo, con el delantal de mi abuela imitaba al Zorro, visitar a Frida mientras recolectábamos huevos del gallinero, hacer temerarias expediciones a los baldíos vecinos.
En Temperley el mundo se limitaba a la cortada tras la escuela, al campito de la otra cuadra y a veces, solo a veces hasta la feria, calle arriba (o abajo) creo que por Indalecio Gómez. Los viajes de compras a la Coopol (o algo así) eran como cruceros de placer por altamar. Por lo demás, estaban Juan y su esposa, los vecinos del fondo, la famosa Choli del departamento de adelante reemplazados más tarde por mis abuelos; Narciso, Alicia y Diego, de la otra cuadra y pará de contar al menos para mí.
Si es por volver, volvería también a esos lugares por los que a veces paso pero no me detengo porque entre otras cosas ya no sería lo mismo, la casa arriba del correo y el banco y los sellazos que "decoraban" cada jornada, la casa de los fantasmas en medio de la loma y las excursiones al tanque de agua o al camino de alcornoques del hotel Altos de San Pedro... y ya que estamos le pegaría una cagada a palos a Hernan y a su hermano por todo lo que me hicieron sufrir esos años.
Tendría que volver a compartir la casa con esos estudiantes del secundario técnico venidos de La Rioja, del Chaco; las tardes en bicicleta o saqueando árboles de quinotos en el barrio de la Estación, los partidos en los clubes; chiflaría a Topper desde la salida de la escuela y él vendría como siempre, corriendo alegre y me acompañaría a casa; iría a comprar manteca a La Palmira, volvería a recorrer el cauce de las acequias hasta los límites del pueblo, y volvería a pasar por la casa de Desireé mientras ensaya sus eternas escalas en el piano.
Volvería a la cortada Islas Baleares, a escuchar radio el día entero, a las charlas con mi prima Fabiana, los paseos del domingo hasta la ruta 9, y a romper las bolas en los ascensores de los monoblocks.
Pasaría unos buenos momentos otra vez en la casa de barrio El Cóndor, en el cuartito del fondo donde experimentaba con equipos de radio y audio o los desayunos oscuros y de madrugada para viajar luego 30 km en bondi a las 6 de la mañana para ir al colegio.
Volvería a la casa al lado de la estación de servicio, disfrutaría del balcón y volvería a organizar jodas los sábados a la tarde por el solo hecho de juntarnos para armar las luces y los equipos y escuchar Pink Floyd; o a encerrarme con L. en la pieza cuando se hacía la rata de la hora de gimnasia y a mi vieja no le gustaba un carajo, jeje.
Echaría a patadas al doctor y sus reformas en la casa atrás de la heladería y volvería a formar Conexión Bolivia.
A veces vuelvo a la casa de San Alfonso, pero no puedo entrar todavía porque está alquilada. Pero aún así... entrar y verla vacía y escuchar el eco de los pasos solamente es algo muy desagradable. Tanto como la vez que estábamos casi todos y vino la gente que había comprado los muebles y se los llevaron.... se los llevaron, entendés? O sea: sobre ese aparador estuvo siempre el Winco donde escuchaba por horas a La Pantera Rosa, Gaby Fofó y Miliki, Meteoro y los discos de Jazz de mi viejo o los de Creedence de mi vieja; alrededor de esa mesa que se estaban llevando vimos no se cuántos mundiales, discutimos no se cuántas veces, comimos pizza de mi vieja otras miles...
Al día de hoy llevo 23 mudanzas en 37 años. Creo que nunca voy a poder decir "esta es mi calle" o "este es mi barrio" o "esta es mi casa". Eso será bueno o malo?
Pero si fuera por volver pasaría un buen tiempo y debería invertir unos buenos mangos en viajes. Debería ir a mi primer barrio en Lomas de Zamora, del cual no tengo registro alguno dada mi tan corta edad; volvería a Quilmes, a la casa de mis abuelos donde debo haber pasado unos cuantos buenos momentos porque cada tanto tengo fugaces visiones y son todas lindas: tirarme sin clemencia sobre la espalda de mi tío que hacía de Tornado mientras yo, con el delantal de mi abuela imitaba al Zorro, visitar a Frida mientras recolectábamos huevos del gallinero, hacer temerarias expediciones a los baldíos vecinos.
En Temperley el mundo se limitaba a la cortada tras la escuela, al campito de la otra cuadra y a veces, solo a veces hasta la feria, calle arriba (o abajo) creo que por Indalecio Gómez. Los viajes de compras a la Coopol (o algo así) eran como cruceros de placer por altamar. Por lo demás, estaban Juan y su esposa, los vecinos del fondo, la famosa Choli del departamento de adelante reemplazados más tarde por mis abuelos; Narciso, Alicia y Diego, de la otra cuadra y pará de contar al menos para mí.
Si es por volver, volvería también a esos lugares por los que a veces paso pero no me detengo porque entre otras cosas ya no sería lo mismo, la casa arriba del correo y el banco y los sellazos que "decoraban" cada jornada, la casa de los fantasmas en medio de la loma y las excursiones al tanque de agua o al camino de alcornoques del hotel Altos de San Pedro... y ya que estamos le pegaría una cagada a palos a Hernan y a su hermano por todo lo que me hicieron sufrir esos años.
Tendría que volver a compartir la casa con esos estudiantes del secundario técnico venidos de La Rioja, del Chaco; las tardes en bicicleta o saqueando árboles de quinotos en el barrio de la Estación, los partidos en los clubes; chiflaría a Topper desde la salida de la escuela y él vendría como siempre, corriendo alegre y me acompañaría a casa; iría a comprar manteca a La Palmira, volvería a recorrer el cauce de las acequias hasta los límites del pueblo, y volvería a pasar por la casa de Desireé mientras ensaya sus eternas escalas en el piano.
Volvería a la cortada Islas Baleares, a escuchar radio el día entero, a las charlas con mi prima Fabiana, los paseos del domingo hasta la ruta 9, y a romper las bolas en los ascensores de los monoblocks.
Pasaría unos buenos momentos otra vez en la casa de barrio El Cóndor, en el cuartito del fondo donde experimentaba con equipos de radio y audio o los desayunos oscuros y de madrugada para viajar luego 30 km en bondi a las 6 de la mañana para ir al colegio.
Volvería a la casa al lado de la estación de servicio, disfrutaría del balcón y volvería a organizar jodas los sábados a la tarde por el solo hecho de juntarnos para armar las luces y los equipos y escuchar Pink Floyd; o a encerrarme con L. en la pieza cuando se hacía la rata de la hora de gimnasia y a mi vieja no le gustaba un carajo, jeje.
Echaría a patadas al doctor y sus reformas en la casa atrás de la heladería y volvería a formar Conexión Bolivia.
A veces vuelvo a la casa de San Alfonso, pero no puedo entrar todavía porque está alquilada. Pero aún así... entrar y verla vacía y escuchar el eco de los pasos solamente es algo muy desagradable. Tanto como la vez que estábamos casi todos y vino la gente que había comprado los muebles y se los llevaron.... se los llevaron, entendés? O sea: sobre ese aparador estuvo siempre el Winco donde escuchaba por horas a La Pantera Rosa, Gaby Fofó y Miliki, Meteoro y los discos de Jazz de mi viejo o los de Creedence de mi vieja; alrededor de esa mesa que se estaban llevando vimos no se cuántos mundiales, discutimos no se cuántas veces, comimos pizza de mi vieja otras miles...
Al día de hoy llevo 23 mudanzas en 37 años. Creo que nunca voy a poder decir "esta es mi calle" o "este es mi barrio" o "esta es mi casa". Eso será bueno o malo?
10 comentarios:
Gabriel:
En 37 llevo 12, con miles de kms en el medio, dejando a mi viejo a 700 kms atras, con divorcios, etc. etc. etc.
Creo que no es lo que cuenta para decir es "mi casa", sino como viviste y que te queda de esa casa.
Al leer me parecia ver distintos aspectos de tu casa, si mas itinerante, con medos identidad barrial, pero es tu casa, tu flia.
En algun momento hice una recorrida parecida a la tuya en distintos lugares de Cordoba, la misma desilusión y lo relaciono mas con recuerdos, vivencias, que NO vuelven, el tiempo es tan inexorable que a la larga mata. Hay huellas en mi cabeza que evidentemente no quedaron ni en el pueblo, ni en los que eran mis amigos, compañeros de miles de b..., por lo menos a los que busqué.
Lo importante es que en algun momento puedas decir "quiero que esta sea mi casa" "este sea MI lugar" y entonces ver de que manera dejar la huella marcada.
Saludos, Juanjo
un argentino q andaba de paso por España y sin destino fijo nunca me cantó una vez algo parecido a esto: "...es bueno echar raíces, lo sabio es aprender a llevarlas contigo..."
no sé si sirve acá, el caso es q me gustaron tus palabras (una vez más).
abrazo.
valito.
Por que 23 mudanzas en 37 años?
el resto de los años viviste siempre en el mismo lugar? :p
no, era joda :$
no te noqué!!! :$
Yo sólo tuve 1 mudanza, 2 casas... de alguna forma, mi casa es mi casa, pero... sólo por costumbre y comodidad, ya que nada me ata demasiado a las paredes y los alrededores de mi casa... al contrario, creo ser bastante nómade, aunque sea nómade pasajero...
Como ya sabrás, no puedo pasar demasiado tiempo sin viajar, quedarme atado a unos simientos no me gusta, prefiero atarme a las raices que creamos con personas...
el lugar, da igual.
Mi casa, es donde está mi familia, mis amigos, las cosas que me hacen bien.
No se, de alguna forma, capaz que tengo muchas casas... no figuraré en la escritura, pero siento que tengo una casa en Lanús, una en villa Amelia, una en Granada, otra en Algemesí, otra en Alta Gracia...
Creo, tal vez, que mi casa está allá donde me abran las puertas.
Si, adivinaste, soy yo "Tornado" que gracias a tu vieja me enteré de esto y quiero que sepas que las lágrimas brotan, no solo de alegría, sino de haberme dado cuenta que de alguna manera fui huella en la vida de alguien que no es mi hijo, pero casi, que no es mi hermano mas chico, pero casi, que es mi sangre, porque es el hijo de mi hermana, y que amo con la misma fuerza que a mis propios hijos y a mis propios hermanos, que nunca voy a perdonarme la cicatriz en la nariz con esa lata de mierda, que debo pedirte perdón por las veces que te defraudé y que debo decirte que cuando quieras y donde quieras subimos a un escenario y lo hacemos otra vez (vos sabés de que te hablo", el tío siempre está, aunque lejos por la distancia, la sangre no tiene fronteras y el corazón no conoce de kilómetros, te ama Daniel o Tornado.... como quieras....
Daniel, my brother, you are older than me do you still feel the pain of the scars that won´t heal?
Oh I miss Daniel... oh I miss him so much.
E.J.
Gracias por esta historia, hizo ke mi día no terminara tan mal como creía ke iba a terminar. ;)
Al contrario "vecina", o no se hizo cargo todavía? Fíjese al principio del post donde menciono "Hace un rato leí un post de un blog en el que la autora decía lo bien que se sentía "ser" de un lugar, de un barrio, tener las raíces tan profundas en..." Ha sido ud. la disparadora con "Algunas cosas que extraño". Agradecido yo.
Justamente por eso le guiñé un ojo... =D
de tanto alquilar no hay registro mas que de mudanzas
mi unica constante fue siempre la casa de mi abuela y ahora ya no la tiene mas...
que perdido ando!!
pd igual que el michi, que siesta me daria en ese firefox!!!
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