Junto al mar
Una nueva mañana nace entre la bruma. El viento que la acompaña se lleva algo de soledad.
La arena mojada recibe indiferente espuma, frío y restos de olvidados naufragios, ramas y caracoles. No hay nadie aquí que me escuche, no hay nadie que me hable, nada que me pueda sacudir esta pasmosa eternidad. Solo a lo lejos, entre los musgos del viejo barco encallado, las gaviotas festejan un banquete y quizás haya nacido un nuevo brote en las verdes algas del arrecife.
Nace una nueva mañana en un cielo tormentoso y el frío lacerante trae hasta mi rostro la potencia intimidante del helado monstruo azul.
Cómo pasó el tiempo! Cómo se va olvidando todo! Ya ni recuerdo qué extraños designios me trajeron a este lugar. Solo sé que en sueños, a veces confundo el murmullo de las olas con tu respiración y me despierto llorando.
Sin embargo algo hay aquí que corre las ventanas y abre las puertas, que hace crujir las ajadas tablas del piso; una sombra fugaz detrás mío, de reojo en el espejo que al girar para encontrarla, desaparece. Algo, en cada rincón, que se quedó conmigo hace mil años y se hizo dueño de mi libertad. Algo que vive de mi cuerpo y mi memoria, que llega desde el fondo del mar. Algo en cada rincón diciéndome que soy tan solo un muerto que espera hacer su viaje final.
Mirá, sentí... sentarse frente al mar da escalofríos
Mirá, sentí... la soledad junto al mar es mi destino.
La arena mojada recibe indiferente espuma, frío y restos de olvidados naufragios, ramas y caracoles. No hay nadie aquí que me escuche, no hay nadie que me hable, nada que me pueda sacudir esta pasmosa eternidad. Solo a lo lejos, entre los musgos del viejo barco encallado, las gaviotas festejan un banquete y quizás haya nacido un nuevo brote en las verdes algas del arrecife.
Nace una nueva mañana en un cielo tormentoso y el frío lacerante trae hasta mi rostro la potencia intimidante del helado monstruo azul.
Cómo pasó el tiempo! Cómo se va olvidando todo! Ya ni recuerdo qué extraños designios me trajeron a este lugar. Solo sé que en sueños, a veces confundo el murmullo de las olas con tu respiración y me despierto llorando.
Sin embargo algo hay aquí que corre las ventanas y abre las puertas, que hace crujir las ajadas tablas del piso; una sombra fugaz detrás mío, de reojo en el espejo que al girar para encontrarla, desaparece. Algo, en cada rincón, que se quedó conmigo hace mil años y se hizo dueño de mi libertad. Algo que vive de mi cuerpo y mi memoria, que llega desde el fondo del mar. Algo en cada rincón diciéndome que soy tan solo un muerto que espera hacer su viaje final.
Mirá, sentí... sentarse frente al mar da escalofríos
Mirá, sentí... la soledad junto al mar es mi destino.
3 comentarios:
Nobleza obliga, devolución de favores, etc. Lo cierto es que se hace preciso reconcer la clara influencia marítima de la doctora Palmeri en la inspiración de estas pobres e incoherentes líneas.
Gracias a Ud. y salud!
Esto más que favor, es un honor!!! Muchas gracias, en realidad me parece precioso el texto. :)
Pero.....quiere decir que me voy a quedar sola en la orillita del mar y mirando pal otro lado??:S
Un abrazo enorme
sos grosso, vo!!!
che, otro texto que me puso la piel de gallina (mejor subo la calefacción o me busco un saco, no?).
muy bueno.
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