Telarañas

Cierro los ojos y la telaraña se balancea, sutil como corresponde. Los vuelvo a cerrar y las llaves sobre el escritorio clink clink de metal contra vidrio. Abro los ojos. Pero los abro y los filamentos y ahora la araña no está. No estuvo. Esto es una baba del diablo o es un jirón de ectoplasma, je, me acuerdo de esos libros -me reía. Las uñas.
Las llaves clink el vidrio
filamtropos
protomentos
La araña clink la llave
Cierros los ojos cerrados y al fin veo. El oscuro telón de terciopelo, la danza verde, el miasma fétido, la araña y el escritorio, las uñas que corren.
Pero estiro los brazos –no creas. No me pica no me pica no me rasca no me cierra la llave los ojos no me escribe la telaraña no abre el vidrio el escrito
rio
Qué libros, ¿no? Ectoplasma y la silla. ¿Oia? ¿De dónde salió la silla? La saco. Cierro los ojos
Ahora sí.
Telarañas. Hanky panky. Y el diablo que se babea. ¿Estará esperando tras el escritorio, tamborileando con las llaves sobre el vidrio que tapa una foto de un fantasma –puro ectoplasma?
Y yo que aplasté la araña con un libro que reía.
No more lonely nights, flanger de telaraña, uuuuhhh, que looooooco.

Y las llaves en la silla,
de nuevo la silla, espero sentado
resigno la silla y las llaves.

Tomá, mis ojos cebiertos, abrados.