10 de febrero de 2006

Mono (primera parte)


Estoy suspendido entre el cielo y la tierra,
en ese incómodo espacio donde vivir es extraño.
Entonces, no hay futuro ni pasado.
El presente tan incierto me reclama
con las cenizas tibias del sueño que sigue rodando.
El corazón herrumbrado de amar a la intemperie
a piqueteras galácticas.
El tiempo es exigente o soy yo el que no lo alcanza,
dejándome ir en cada hoja de intenso amarillo
que lija mis estados de ánimo.
Cíclico como las estaciones, muero y renazco.
La vida me ha transformado.
Soy un experimento de vidas acumuladas
que repite errores,
donde existen razones profundamente enraizadas
que intento desmalezar con recursos humanos.
Convivo con las estrellas, planetas y luces raras
que me dan señales para retornar a casa.
Apenas intuimos la vida el la rueda del Samsara.
Sonámbulos, perdidos, anestesiados.
Nos llevaron las ganas, la casa, los padres,
los amores, proyectos, utopías,
el agujero negro donde la luz se apaga.



No va a faltar quien diga que reabir el blog con un escrito de Ludovica Squirru es, además de choreo, una clara señal de que el agua no me está llegando al tanque o que, en el mejor de los casos, llega con ciertos aditivos orientaloides. Pues sepalón: a partir de ahora apunto a ser lo más oriental posible y a ser coherente de una vez por toda entre lo que pienso y siento y lo que hago.
Se aceptan sugerencias, claro. Y me voy a dar el gusto de rechazarlas a mi entera discreción.
Gracias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aplausos para esta reapertura!!! Y me alegra, además, el propósito que te fijaste, enhorabuena!!!
Solo una cosita... los orientales tampoco son democráticos??? jejeje
***

Flaqui dijo...

me gusto tu blog... solo visito por aca adiosss :D