23 de diciembre de 2009

Verano en una nueva navidad



Hay otra magia en el aire. Una magia que apenas puedo reconocer como mía, en los ojos de mi hijo, en la ansiedad con que espera estas horas, estos días.
En otros tiempos las fiestas de fin de año eran otra cosa, con mucha familia alrededor y sus respectivos despelotes. Eran tíos, padres, abuelos, algunos primos. Las navidades que recuerdo ya eran con el conocimiento que los regalos los traían los padres, pero aún así no podía descubrir en qué momento los ponían bajo el arbolito -tal vez porque lo hacían mis tíos.
No sé cuánto tiempo más mi hijo va a tener esta ilusión y espero que el conocimiento de la verdad no le pegue mal, desde el lado de la bronca, como les pasa a algunos. Espero que entienda que es para alimentar una ilusión y pasarla lindo. Hay fantasmas e ilusiones como ésta que hasta son deseables.
Por estos días, con este calor y el olor en el aire de algún pollo a la brasa, me transporto a los años en que nos juntábamos en la casa de mi abuelo a reír y divertirnos, a pasarla espectacular, a caer literalmente al piso de la risa.
Pero como todo en la vida, las cosas se van diluyendo, cambiando; hay más seriedades, hay más ausencias, a muchos la vida nos atropelló y quedamos malheridos, otros renguean apenas y pocos, muy pocos, caminan con confianza y seguridad, con esa alegría que da desconocer la tragedia.
Brindo por todos, donde quiera que estén, con quienes quiera que estén, como sea que estén. Brindo por los que se fueron y volvieron, por los que ya no vuelven, por los que aparecieron desde otros lugares y familias y a algunos de nosotros nos resultan desconocidos. Brindo por los que recién llegan y por los que nunca llegarán. Brindo por lo que somos gracias a lo que fuimos, brindo por lo que seremos gracias a lo que somos. Brindo por lo que nos queda y lo que nos falta y por que la rueda siga girando y las almas regresando.

Hoy somos como cuerpos sin historia,
familias repartidas por la tierra,
estrellas que se encienden y se apagan
en el árbol de otra navidad,
un resplandor, un grito en la inmensidad.

Y somos fiebre y flor
y sed y sangre nueva.
Cambiamos a Dios
por un puñado de promesas de metal.

Los puedo recordar rodeando el fuego,
jugando a ser más fuertes cada día,
hablándome de amor,
del tiempo que perdí,
del canto, de la lluvia y la tristeza.

Silencio en estos largos corredores,
silencio en este viaje sin regreso,
silencio en esta casa sin memoria
y yo dispuesto a todo, por vivir
siempre estaré con la mano en el corazón
mi amor.







9 de diciembre de 2009

Pare - Lea - Piense (después ría... o shore)

Interrumpimos la transmisión habitual de cosas serias de Under para un espacio, más que publicitario, yo diría de lectura obligatoria.
Me refiero al blog Todos Gronchos y más particularmente a su último post "Los Pomar día por día"
Como siempre, sin desperdicio lo de Mr. Groncho.

Dicho esto, retornamos con la programación habitual de este espacio.... :S