29 de junio de 2006

Una casa no es un hogar

He vivido en casas hechas de vidrio,
donde se registra cada movimiento,
pero ahora las pantallas de los monitores
están a oscuras
y no sabría decir si acechan allí ojos silentes.

Mis palabras son como arañas en la hoja:
desparraman fe, esperanza y razón.
Pero son justas y lógicas? o tan solo
polvo acumulándose alrededor de mi silla?

A veces tengo el presentimiento
de que hay alguien más aquí.
Un observador sin rostro me tiene inquieto.
Puedo sentirlo a través de las tablas del piso.
Su presencia da escalofríos.
Él me informa que seré expelido...
Qué quiere decir ésto salvo "fuera de"
y "dentro de"?

No conozco la naturaleza
de la puerta que debo atravesar.
No conozco la naturaleza
de la naturaleza en la que me hallo

Pero en los callejones lluviosos
y en los campos de fuego del atardecer
a veces me siento real, vivo y a salvo.

He vivido en casas de ladrillos y acero
donde cada emoción es sagrada.
Y si querés devorar la ruta
tenés primero que respirar la fragancia
e inclinar tu cuerpo ante el altar
con poemas, poses y papeles...

O, si descubrís la trampa, tendrás que elegir:
Te quedás como un monje o te vas como un vagabundo?
Qué es este lugar que llamás hogar?
Es un sermón o una confesión?
Es un cáliz que usás para protegerte?
Es en realidad sólo un lugar donde podés estar?

Es un código de reglas o una conferencia?
Es un azotar las manos de tu protector?
Tiene el ídolo pies de arcilla?

"El hogar es lo que vos querés que sea"
Así dicen mis amigos.
Pero rara vez veo sus hogares en estos días oscuros.
Algunos de ellos son caracoles
y llevan las casas a sus espaldas.
Otros viven en monumentos que un día serán ruinas.

Yo sostengo mi hogar con cinta scotch y chinches.
Pero todavía siento que hay otro poder aquí...
ése que raja los espejos y mueve las paredes
y observa por los ojos de los retratos del pasillo,
saquea los estantes de mi bliblioteca
e intercepta el teléfono.

Nunca lo he visto en realidad
pero sé que está en mi casa.
Y si él se fuera
tampoco podría quedarme yo...
Creo... pienso...
Bueno... no sé...



Este texto llegó a mí una tarde de 1983 o 1984. Estaba esperando mi turno en una peluquería y encontré no recuerdo qué revista de esas que siempre hay en una peluquería o en el consultorio del dentista. Había más gente por lo que no pude afanármela como era debido, al menos la hoja ya que por la revista no daba ni cinco guitas. No recuerdo de dónde tomé un papel (tal vez un folleto publicitario) y la copié rápidamente para luego pasarla a un cuadernito donde conservo ésta y un par de joyitas más.
El asunto es que no recuerdo de quién era esta canción. Sí recuerdo que el título me conmovió: "Una casa no es un hogar". Tal vez, y a riesgo de parecer insolente, debería agregar -y de ésto me hago cargo- "Una casa no necesariamente es un hogar", pero claro, para título de canción no queda.
Quienes hayan tenido el estoicismo suficiente para leer mi blog habrán sabido del número de mudanzas que llevo encima. Ya en 1983 ó 1984, llevaba una buena cantidad de ellas y el destino parecía bien definido en ese sentido.

Una casa no es un hogar. Recuérdenlo siempre.

Si alguien por una de esas casualidades (ya sabemos que las casualidades no existen, pero para qué vamos a ir contra la corriente que marca el símbolo linguístico) llega a conocer el autor y aún más: la versión original -seguramente en inglés- ruego por favor, me haga llegar la data.
Mi infinito agradecimiento.

18 de junio de 2006

Boni´s way II (Al estilo de Boni - II)

In the instant that you love someone
in the second that the hammer hits
reality runs up your spine
and the pieces finally fit


Tonight... why don't approach with less defiance
the man who love to see your smile?

But you missread my meaning when I meet you
closed the door and left me blinded by the light


There´s a light when the darkness ends
touch me now and let me see again
rock me now in your gentle healing hands


There´s a downtown smell of cooking
from a flame of an open grill
there's a sax and a big bass pumpin'
Lord have mercy... you can't seat still


Daniel my brother you are older than me
do you still feel the painof the scars that won't heal?
Your eyes have died
but you see more than I
Daniel you're a star in the face of the sky


And I think it's gonna be a long, long time
'till touch down brings me round again to find
I'm not the man they think I am at home.


We lose direction, no stone unturned
no tears to damn you when jealously burns
Cold, cold heart, hard done by you
some things look better, baby
just passing through
And it's no sacrifice just a simple word
it's two hearts living in two separated worlds


And it seems to me you lived your life
like a candle in the wind
never knowing who to cling to
when the rain set in


What do you think you'll do then
I bet they'll shoot down your plane
It'll take you a couple of vodka and tonics
to set you on your feet again
Maybe you'll get replacement
there's plenty like me to be found
mongrels who ain't got a penny
sniffing for tit-bits like you on the ground


There are caravans we follow
drunken nights in dark hotels
where chances breathe between the silence
where sex and love no longer gel


I wanna kiss the bride, yeah!

I hope you don't mind, I hope you don't mind
that I put down in words
how wonderful life is while you're in the world
Anyway, the thing is, what I really mean
yours are the sweetest eyes I've ever seen


What have I got to do to make you love me
What have I got to do to be heard
What do I say when it's all over
and sorry seems to be the hardest word


You could roll around the globe
and never find a warmer soul to know


If you wanna spread it around, sister, that's just fine
but I don't want no second hand feeding me lines
if you wanna hold someone in the middle of the night
call out the guards, turn out the light

And I pulled out the pleasure and dealt with the pain
standing in the station, waiting in the rain
starting to feel a little muscle again
but love is lost like a runaway train


There's a north in us all
but my north cannot hold me anymore


Won´t you help me if you can
to shake this anger
I need your gentle hands
to keep me calm


But these cuts I have
they need love to help them heal


Turn them on, turn them on
turn on those sad songs
when all hope is gone
sad songs say so much


'Cos I never thought I'd lose
I only thought I'd win
I never dream I'd feel
this fire beneath my skin
I can't believe you'd love me
I never thought you'd come
I guess I missjudged love
between a father and his son



I'm still standin' after all this time
picking up the pieces of my heart
without you on my mind

I'm still standin'

17 de junio de 2006

Glup!

Los miedos son necesarios para poder estar alerta y enfrentar situaciones que pueden ponernos en riesgo. En ese sentido son normales, esperables y útiles. Van cambiando con el tiempo y algunos son comunes a todos, independientemente de la historia y las situaciones particulares vividas. Sobreponerse a ellos dependerá de cómo el niño y luego el adulto aprendan a manejarlos, de la personalidad de cada uno y del modelo familiar. Los miedos más comunes en los primeros años se focalizan en ruidos sorpresivos, luces fuertes, extraños, oscuridad, tormentas, animales; miedo al agua. Y otros simbólicos como el miedo a los monstruos. En esa etapa todavía no se discrimina totalmente la realidad de la fantasía. La función de los padres en los primeros en los primeros cinco años de vida es darles a los chicos confianza, sostén y afecto para que puedan sentirse seguros y tranquilos; ayudarlos a que los expresen; observar que éstos no alteren su vida cotidiana ni se fijen como conductas permanentes. Por ejemplo, frente al miedo a los monstruos, conviene acompañarlos a su cuarto, recorrerlo juntos, buscar un muñeco "antimiedo" o un cuento que los ayude a dormir. Frente al temor a la oscuridad, dejar una luz tenue prendida o jugar con linternas. Si los truenos asustan, mirar juntos la tormenta, hablar de ella, contar los relámpagos. No meterlos al mar o a la pileta compulsivamente, sino prepararlos antes para ese momento y respetar sus tiempos. No asustarlos con sus miedos, ni usarlos para ejercer poder sobre ellos. Si no, en el futuro, pueden transformarse en "miedos invisibles", como el miedo al fracaso o a los cambios, al castigo, a equivocarse, que no les permitirá ser personas creativas, autónomas y con pensamiento propio. A medida que vamos creciendo, si aprendimos desde la temprana infancia a conocer los miedos y a convivir con ellos, se irán transformando y disipando, permitiéndonos vivir y crecer saludablemente.
Tino, Cris... cuando vuelvan tenemos que hablar... :S

16 de junio de 2006

16-06

14 de junio de 2006

El hombre y los miedos (II)

El hombre paralizado por los miedos permanecía de pie junto a la ventana. Las manos en los bolsillos al fin. Las lágrimas ya secas, las narices despejadas, la voz calma y dispuesta. Miraba la ciudad, miraba al Oeste, cualquiera fuera éste, dadas las inefables vueltas que tiene Buenos Aires.
El hombre paralizado por los miedos tenía el equipaje listo desde hacía algunos meses. Lo repasaba mentalmente mientras su mirada continuaba imaginando esa esquina, a unos cientos de metros, nada más, de donde estaba. Había un compartimiento -el principal- lleno, rebosante de vergüenza, de humillación. Había formularios completos, revisados hasta el hartazgo, corregidos, anexados, ampliados, redundantes, donde pedía perdón a gritos. Una valija enorme cargada, hinchada, de arrepentimiento. Bolsos y bolsos de prendas suaves, mantas mullidas, cárdigans de algodón, guantes!, camperas rellenas... la distancia y la gentileza serán mis armas -se decía. Ya habrá tiempo para los acercamientos.
Botellas de mil formas y tamaños, de infinitos colores y destellos, y en todas la misma carga: la sal de sus lágrimas.
El hombre paralizado por los miedos estaba (estuvo todo este tiempo) a dos pasos del teléfono, con un número girando y girando en su cabeza. Hacía rato ya, había conseguido descifrar y trazar el itinerario: Es una cuadra hasta la avenida Tal, son tantas cuadras por dicha avenida Tal hacia lo que desde aquí parece el Norte, hasta encontrar la calle Cual. Doblar por ésta hacia lo que desde aquí parece el Oeste y caminar, caminar, caminar. En algún momento llegaría. Tal vez a la hora exacta en que el café haya terminado de filtrar. Quizás en el momento justo en que ella saliera de la ducha y pudiera tomar el teléfono del portero. La imaginaba sacudiendo suavemente la toalla en su cabellera, el hechizante perfume de su pelo y el café, el sol impactando sus primeros rayos por aquella otra ventana, donde una vez él viera destellos intermitentes, de angustias, de esperas, de escondidas.
El hombre paralizado por los miedos se dijo que al fin no servía de nada tanto planear, tanto suponer, tanto conjeturar. Que al fin todo será dado en la medida que fue reservado, ni más ni menos, y que éste agotador ejercicio de la imaginación no era más que pura charada.
El hombre ya no tan paralizado por los miedos, decidió jugar la carta. La más baja, claro.
Bajó a la calle sin equipaje y comenzó a caminar por la avenida Tal. Su paso era firme como tal vez nunca había sido. Su determinación, redonda e impetuosa. Caminaba entre la gente, los autos, los escaparates, las tiendas.
Y a medida que caminaba cada vez más resuelto, en su rostro, sereno y calmo por vez primera, desde que llegara, golpeaba gentil, burlón, fresco, acariciando, riendo, abofetando, carcajeando, lastimando sus ojos, desgarrando sus fibras, bombeando sus lágrimas, el viento del Sur.

12 de junio de 2006

Volver a vos (II)


Otra vez vos. Otra vez el vértigo de tus calles. Otra vez la locura de mis hermanos. Otra vez el gusto a poco. Otra vez tus venas. Otra vez las ganas de quedarme para siempre. Otra vez el dolor de dejarte. Otra vez el deseo de fundirme en vos.

El hombre y los miedos

El hombre paralizado por los miedos mira la ciudad através del ventanal. Desearía poder meter las manos en los bolsillos del pantalón, pero está desnudo.Le duelen los hombros, los pectorales, los brazos, las piernas. Éstos son los rastros invisibles. Hay otros. Los que se ven. Un arañón le recorre media nuca, un tajo de dos milímetros en el labio inferior y un moretón en la cintura.
El hombre paralizado por los miedos libró hace unas horas una lucha agridulce. Siente subir, en oleadas, el dulce aroma que dejó el suave paso de la piel amada, deseada, anhelada; el embriagante perfume del sudor y la saliva, la tersura secreta al fin revelada, la savia del sexo... En el fondo del paladar puede sentir aún el tibio vino que se le escurre de la boca y se confunde con la exquisita suavidad de otros labios, de otra lengua, de otra sed.
El hombre paralizado por los miedos se siente flotar a un palmo del concreto tablado del piso. La ciudad lo ignora y desconoce. Mejor así- se dice.
El hombre paralizado por los miedos no consigue balancear los resultados. Mentalmente borronea y vuelve a contar... y no logra aquietar la balanza siquiera en el justo centro.
En la cumbre de la noche, bajo la infalible mirada de la gélida luna, ella lo conminó a dar un solo paso: el siguiente, el por lógica, el obvio, el redundantemente obvio paso.
El hombre paralizado por los miedos cayó así en la cuenta de lo lejos que lo habían llevado y lo solo que lo habían dejado, los miedos.
El hombre paralizado por los miedos deseó guardar sus manos en los bolsillos y salir despacio y en silencio; atravesar la ciudad, los límites y el campo, los océanos y los cielos, la tierra y el infierno. Pero estaba desnudo. Y ella aprovechó para besarlo. Y él aprovechó para confundir la sal de sus propios ojos en el azucar de esa otra boca, en lo negro de esos cabellos que tanto le recordaban a la incierta puerta abierta a lo desconocido: el desafío final, el movimiento decisivo.
El hombre paralizado por los miedos dijo No puedo. Y se dejó llorar. Y se dejó abatir. Y se dejó marchitar de cara al nuevo sol que amanecía irreverente tras el río.

8 de junio de 2006

Algunas instrucciones para llorar (por V. L.)

No te tapes la cara, dejá que el aire circule.
No te encojas, más bien expandite... para encogerte ya está el dolor.
Acá no tenés que morder una almohada, podés gritar anónimamente... nadie va a saber que Fulano está llorando. Si te deja tranquilo, acá hay miles de ruidos.
Dejá que salgan las lágrimas y que entre el aire... al final es sólo un intercambio de fluidos.
Imaginate que te estás desintoxicando.
Una cajita de pañuelos frente a mí todo el tiempo, me seguía oportunamente.
No salgas a la calle todavía. Recorriste todas las velocidades hasta llegar a este remanso; mientras tanto, allá afuera el mundo sigue a la misma velocidad... no salgas todavía.
Tomá agua... respirá... no dejes de respirar.
Nadie se murió por llorar... Pero hubo una vez que lo quise.
Dejá caer las lágrimas como si fueran cáscaras, pieles, corazas...

6 de junio de 2006

Me fuera dicho!!!



Colaboración pletórica de animosidad: Tío Kico y Tía Anto... gggrrrrrr :@