14 de julio de 2009

El adiós

Kitaro - Silk Road



El terror a la luz y el frío. La violencia, el ruido. El dolor, la fuerza, el agotamiento. La soledad, el desamparo. La desorientación. Más frío, más soledad. Llanto, rencor, miedo, rabia.
Abrir los ojos en una habitación oscura y no encontrar nada, correr hacia todos lados y estar siempre en el mismo lugar. La ignorancia, la desconfianza, el rechazo, la burla.

La ilusión.
La mentira.

Todos los ángeles que no fuiste, todos los demonios que te habitaron una noche desesperada. Todas las huidas, todos los pretextos, todas las ventanas abiertas, todas las historias que no cierran, todas las personas que amaste y no supieron, todas las personas que te buscaron y no estabas.

La madre que te dio la vida. El padre que te abolió las alas. La familia que te exigió raíces. La costumbre de escapar sin rumbo.

La arena entre los dedos
el agua
el viento
la luz



Todos los trenes que perdiste y todas las estaciones que equivocaste.
Y ahora en la soledad del andén, la niebla que se abre al paso de los vagones vacíos. Tu silueta oscura recortando el resplandor del amanecer, de cara al camino de seda que va apareciendo, de a poco, irrefutable, REAL, como se revelan los misterios.
Y allá atrás, tu pasado.

Soltá.

Decile adiós.









9 de julio de 2009

Habla Sandra

Hoy volví a verte... cuánto tiempo habrá pasado? 30 años? ...29, creo. Creíste que no me iba a dar cuenta, pero la verdad es que nada me resultó más fácil que reconocerte. No creo poder decir lo mismo de vos porque hasta me parece que aún dudas si era yo con quien hablaste esta mañana. Seguramente en un principio me confundiste con mi mamá. No te culpo: todos dicen lo mismo, que fui evolucionando con sus rasgos excepto por la voz, que tengo las mismas arrugas, las mismas canas y casi los mismos gestos. Te noté un poco perturbado, algo nervioso y tímido... pero no me sacaste los ojos de encima en esos dos o tres minutos que duró todo. Ves porqué te reconocí? No cambiaste.
A esta altura debería decirte que nadie más volvió a mirarme de esa forma en todo este tiempo. La vez que creí que fue así, resultó todo una atroz mentira.
Alguien me podrá objetar que a esa edad no sabemos nada de la vida y del amor y que todo fue cosa de chicos. Alguien más podría decirme, sin miedo a equivocarse, que tal vez no sea visto como algo sano conservar semejante recuerdo de aquellos años y hasta haber vivido todo este tiempo abrigando una tenue esperanza basada en NADA. Pues les tengo una noticia: yo siempre sostuve que lo que sentí esa vez fue amor. La inocencia, la pureza, la sinceridad hecha tartamudeo, el enamoramiento vestido de mirada incesante, las hojas garabateadas con tu nombre, los encuentros casuales en el almacén por la mañana, las tardes después del colegio, las siestas de domingo esperando a que comience a caer el sol para poder salir a la plaza y tal vez verte. Después supe lo que era la vida de adultos. Y vaya si reniego de ella. No me trató nada bien, como habrás podido observar con esos ojos que nada dejan escapar. El amor no fue para mí como lo fue para mucha gente. Como te dije antes, viví en una gran mentira mientras fui inconsciente. El despertar a tiempo hizo que hoy esté sola pero tranquila y escarmentada. Hubo temporadas calmas y armoniosas, no lo voy a negar, donde sentí que era posible crecer al lado del hombre que creía amar. Tenía veintidós años entonces y un par de consejos a tiempo me hicieron ver la realidad y me salvaron. Me terminé de refugiar en la música y en Dios a quienes había dejado un tanto abandonados desde que el supuesto amor había llamado a mi puerta. Volví a las esporádicas pero profundas charlas con papá, que siempre tuvo una cura concreta para cada herida. Volví a los silencios colmados de sabiduría de mi mamá quien desde el fondo de su corazón me hablaba con la mirada, con los gestos... y con su música. Hoy te puedo jurar que no hubo nada que haya penetrado más profundo en mi alma que ese amor de madre hecho música. Y le doy toda la razón a quien opine que tal vez aspiro demasiado cuando hablo de una familia. Crecí en una familia pequeña, mínima, con iguales pretensiones económicas y sociales, pero de gigantes logros emocionales. Y siempre lo dije con la frente bien alta: no quiero menos que eso. Si Dios me premia con una familia será como la que me crió y así exijo que crezcan mis hijos: con paz, con amor y con calma. Pero ya ves... estoy envejeciendo más rápido de lo que se supone y ya no hay tiempo para sueños, hijos y amor. Seguiré tocando el piano y cantando en la iglesia hasta que Dios me llame para acompañar a mis padres a su lado. Según los médicos no debería faltar mucho.
Y esta mañana, cuando no nos animamos a hablar, cuando dejamos que todo nos supere una vez más, lloré al dar vuelta la esquina, hacia la soledad de mi casa a la que nunca termino de acostumbrarme, sin el piano de mamá, sin la radio de papá en la quinta y con estos latidos que me aturden al cerrar la puerta, con este corazón que a veces parece querer correr hasta la meta de una vez por todas y no prolongar más la espera. Y cuando pasó el llanto y me ganó la calma volví a tu recuerdo, el de hace muchos años y el de esta mañana. Entonces andabas en bicicleta con los otros chicos y ya se veía que te gustaban la velocidad y las emociones fuertes. No me extraña que hoy andes en moto (por cierto, es preciosa!) y sabés qué? estaba pensando en cómo será subir al cielo cuando me toque. Será lo mismo que viajar en moto? Con el cálido viento del verano acariciándote el rostro, haciendo equilibrio en una delgada línea plateada hacia el sol del atardecer mientras debajo tuyo todo se estremece?







2 de julio de 2009

Gripe? No, HAMBRE!

A ver si nos despertamos.
No es gripe A.
Es gripe M, es gripe D la R, es gripe K... es gripe gobierno, es gripe opresión, es gripe exterminación...
Allá afuera hay un virus de gripe, común y corriente. Nuevo tal vez, pero común y corriente.
Quienes mueren? Los que se le complica la afección.
A quienes se le complica la afección? A los que tienen bajas las defensas.
Quienes tienen bajas las defensas? Todos.
Por que? Porque estamos mal alimentados, mal cuidados. No tenemos atención, no podemos comprar remedios, no tenemos médicos en serio ni sistema médico que nos ayude, no podemos comprar comida que nos nutra, no tenemos acceso a una cultura que nos permita acceder al respeto mutuo.
No se arregla con barbijos ni con suspender las clases.
El hilo siempre se corta por lo mas fino, por lo mas flaco, por lo que menos fuerza tiene... o sea... nosotros los secos, los ninguneados, los boludos que el sábado pasado festejamos nuestro día y el domingo fuimos a servir la torta a la casa de la amita.