18 de junio de 2010

Tercer domingo de Junio


Un hijo es como un árbol, plantado en el mundo. Un hijo es como plastilina, materia primordial humana para dar forma a una persona. ¿O para dejar aparecer la persona que hay en él? Un hijo es como una persona, pero no totalmente, un hijo es casi como una persona, casi como otro pero menos que otro, un pedazo de nuestros cuerpos, del de ella y del mío.
Un padre es como una nube, oculta el sol. Un padre es como un poste, te sostiene; como una pared, arma el mundo. Un padre es como una mesa, estructura. O como un camión, te lleva por delante. Como una estatua, presencia para admirar. Un padre es un examen constante, una mirada presente aún (o especialmente) donde no hay nadie. Una atención interesada y omnímoda, un instrumento eficiente. Padre como guía, maestro, modelo, sostén, columna, dureza, cobijo incierto, dificultad redoblada por ese afecto con que se le dirige el necesitado. Un padre es como un edificio, solidez que no se discute, lo que no puede no estar, la gran garantía. Un padre es como un brazo, como una pierna. Un padre es alguien que no puede ser cualquiera.

Un hijo es una molestia, una mirada mínima pero ávida y total, examinante, que reclama y sabe. Un hijo es como un empleo, dedicación exclusiva, un nene de carne que pide y pide y se lleva a la madre a otra parte. Un hijo es como un brotecito, delicado, vulnerable, al que cualquier cosa puede arrastrar muy lejos de aquí, tan absurdamente como lo trajo. Un hijo en principio no es nadie pero termina siendo alguien, un alguien aparecido desde la nada de una panza potenciada por el resguardado semen. Un hijo es el fantasma de algún otro proyectado y aparecido en la secreta transmutación alquímica de los fluidos corporales. Un hijo es hacerse cargo del mundo para siempre. Un hijo es alguien frente a quien morir, una manera de ir a menos reflejado frente a quien va a más.

La paternidad es un valor agregado que afecta la totalidad del mundo pero que emana desde un centro que es un hombre. Un padre es como un superior en casa, que acompaña y protege (y lo llamamos buen padre), o que abandona y debilita (y le decimos mal padre).

Alejandro Rozitchner. 















Finally I've met you / Finalmente te conozco
The day has come / el día llegó
You're more than beautiful / sos más que hermoso
And you're my son / y sos mi hijo

I don't deserve this / No merezco esto
I never thought it could be / nunca pensé que ésto podía suceder
Quite like the moment / como la vez
When you first smiled at me / que me sonreíste por primera vez
A toothless, wonderful feeling / una maravillosa y desdentada emoción
Like I'd never seen / como jamás había visto.

It's you, ... , it's you / Sos vos, ..., sos vos
And when you lie down to sleep / Y cuando te acuestes a dormir
I'll protect you / yo te voy a proteger
From the demons of the night / de los demonios de la noche
While I'm watching you grow / Mientras te observe crecer

I'll pray / rezaré
There's so much I could teach you / Hay tanto que podría enseñarte
If you only have the time / si tan sólo tuvieras tiempo
Pray / Rezo
There's so much God can teach you / Hay tanto que Dios te puede enseñar
If you only have the time / si tan sólo tuvieras tiempo

So will you tell me the little things? / Entonces... me contarías sobre esas pequeñas cosas?
What does God look like? / Cómo es Dios?
And angels' wings? / Y las alas de los ángeles?
I don't remember these things / No me acuerdo de esas cosas
So would you teach them to me? / Me las enseñarías?
So for the moment / Mientras tanto
I'll watch you breathe / te observaré respirar

And when you wake up in the morning / y cuando te levantás a la mañana
And I pour the coffee / y yo sirvo café
You're always smiling sweetly / siempre estás sonriendo







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2 de junio de 2010

7 años

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Luciano tiene esto de que cuando pide tres deseos, el último lo dice en voz alta. Y yo le pongo todas las fichas, más allá de porque es mi hijo y una de las mejores cosas que me pasó en la vida, porque cuando pide se cumple. Lo hizo el año pasado: pidió que para el próximo cumpleaños estuvieran los abuelos al momento de soplar las velas y se cumplió. Este año, frente a la torta y al momento de apagar las velitas, alguien entre los presentes le volvió a recordar la tradicional exigencia de pedir tres deseos y se puso a pensar mientras las velas ardían. En ese mágico momento Yor tomó esta foto. Unos segundos después cerró el ritual de pronunciar en voz alta el último deseo diciendo "... y que todos seamos felices para siempre".

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