4 de septiembre de 2006

Domingo por la madrugada

Suena el teléfono.

Suena... suena...

Apenas puedo abrir los ojos para mirar de reojo el reloj, no sea cosa que el terrible resplandor de la mortecina lamparita me desvele.
Camino hasta el living arrastrando los últimos jirones de un sueño confuso.

"Hoolam...?"
A duras penas y recién en la última sílaba creo reconocerte. Me extraña tu voz a esta hora. Tu voz grave, soñolienta, conteniendo la risa porque sabés lo que implica una llamada a esta hora.
"Vos me podes venir a buscar?"
"Dónde estás?"
"En R.,... en P. y L.".
Miro fugazmente por la ventana. Aún no terminó de amanecer y llueve.
"Vos viste la hora que es?"
(Tu risa contenida, mordiéndote el labio inferior... la puedo ver.)
"Ya voy... te llevo un abrigo, me imagino que no te llevaste nada"
"Imaginás bien... gracias, te espero".

A medida que los grises lotes de luz de la casa penetran en mi semiconsciencia, alcanzo a recordar vagamente: anoche, antes de salir con tus amigas pasaste a mostrarme como te quedaba el nuevo corte de pelo; apenas pude resistir el dolor de tu hermosura golpeando en mis viejos y cansados sentidos.
No me molesta vestirme rápido y tomar un trago de jugo a las apuradas, junto a la heladera. Sí me molesta (sólo un poco) mojarme camino al estacionamiento para sacar el auto, pero no me escuchás y nunca te lo voy a decir, más bien imaginate que rezongo...
En 20 minutos llego. Estás con dos amigas charlando con el portero del edificio, del lado de adentro, a cubierto del frío de la madrugada y de la lluvia que en este momento arrecia. Suben al auto corriendo y riendo. Saludos, presentaciones fugaces a través del retrovisor. Sonrisas, resacas insinuadas en miradas esquivas, perfume y cigarrillo. Damos un par de vueltas por el centro, enredando manos y contramanos, en la tarea de dejar a tus amigas en sus casas. Después de dejar a M., la última y la más risueña, reclinaste el asiento a mi lado y te acurrucaste con el piloto forrado en piel sintética que te había llevado, como si fuera la manta de tu cama. Tus zapatos de taco alto cayeron en el piso. Subí un poco más la calefacción y puse a andar el disco de Mozart que ya tiene residencia fija en mi reproductor de cd. "Con eso me duermo" me dijiste con los ojos ya cerrados. "Igual te vas a dormir" te contesté sin dejar de mirar la calle gris y resbaladiza. Me acariciaste el brazo derecho, apoyado en la palanca de cambios y susurraste un "Gracias" con lo último que te quedaba de voluntad. A los 15 segundos ya estabas respirando profundo y soñando vaya a saber qué.
Te despertaste en la puerta de tu casa y casi con los últimos compases del Soneto en La K331 “alla turca”. "Es la musica de Cha Cha Cha!” Me dijiste sorprendida. “Che, está bueno el disco... me lo prestás?" me pediste con una sonrisa mientras te desperezabas. Te di el disco sabiendo que nunca lo ibas a escuchar y que pasaría un buen tiempo hasta que lo volviera a ver. Te hice jurar que me lo cuidarías aún sabiendo que jurar en vano es pecado. "Qué mierda!" me dije para mis adentros- "Ya es pecado todo lo que vine pensando mientras te veía dormir!" Antes de bajarte me diste un beso en la mejilla y me repetiste "Gracias, Gaby... esta tarde te veo y te cuento". Olías a alcohol y a perfume caro y yo me sentí tan bien de solo saber que por un rato dormiste a mi lado, que tardé en bajarme del auto. Y me quedé hasta que el vidrio se terminó de empañar por completo; el rastro de tu perfume te mantenía a mi lado. Sabía que al bajarme chocaría con el olor al estacionamiento, el frío, la lluvia y un domingo gris, aburrido y eterno; hasta que sea la hora en que te despiertes y pases otra vez a saludar y a robarme un vaso de Coca de la heladera.

7 comentarios:

Vivi Briongos dijo...

Mierda, me encantó.

Beso.

Mery dijo...

Ya te lo dije, me gusta mucho. No puedo evitar identificarme con ambos personajes, de a ratos con uno, de a ratos con el otro...

Muy lindo texto, mucho, mucho.

Alex dijo...

Como que ella lo usa, no? Y que él se deja...
Tuve de eso, no lo quiero más.

Uninvited dijo...

Turca: Mierda, que bueno.
Ud. sabe que leyendo de nuevo el post me vengo a "realizar" (Ang dixit), claro! como no le va a encantar si don Mozart le dedicó ese temita. Pavada de compositor se fue a buscar para que le escriba cancioncitas! Aunque supongo que no querrás que levante mucho la perdiz con este asunto dado que una mente así ágil como la mía podría suponer que al fin y al cabo ud y el pibe Wolfgang son contemporáneos :S muejeje...
No se ponga así! era un chist...
:$ ok, disculpe :$
si, si... a cucha, ya voy :$

Mery: Me preocupa sus continuos desdoblamientos, se lo dije esta mañana. Quiere que le deje el celu de mi sicóloga? (Querrá mi sicóloga que le pase el nro? :S)
Fuera de joda, muchas gracias por su opinión y más que nada por las oportunas correcciones: esto la convierte en cómplice sin más trámite :P

Alex: Como dijo Dolina: A veces -por fortuna- el escritor inventa.
Pero hay relaciones imposibles (por diferencias de clase, de edad, geográficas, morales, sociales, etc.) que solo encuentran su camino a una realidad a medias, pobre, escasa, a través de la fantasía, de la ensoñación. La parte interesada cede al "uso", total -cree- es ficción y la justifica plenamente, a ciegas, a sabiendas, a conciencia, a quién me quita lo bailado.

Pero claro, escribir sobre eso ya no sería inventar, no?

Alex dijo...

sip

Mariela Palmeri dijo...

Bello, Gaby...me he quedado sin palabras...cuando se me pase te escribo de nuevo :$

muchos besos

Mery dijo...

Bueno, esto tampoco es un desdoblamiento, simplemente me ha pasado de estar a veces en una situación, y a veces en otra... De todos modos agradezco su preocupación, y no creo que a su psicóloga le convenga tenerme de paciente :S a ver si después termina ella peor que yo...

En cuanto a la supuesta complicidad, para nada me hago cargo de ello... la culpa es sólo suya, no quiera endilgarme nada!!!

Un beso!!